viernes, 29 de octubre de 2010

Im so happy cause today I found my friends :)

Tengo un sapo en la barriga. No se nota a simple vista, es vergüenzudo y cuando aparece alguno se hace el gil. Pero cuando fuma de más por ahí no se da cuenta y sale igual a ver si llueve, entonces la gente que pasa me empieza a gritar "cheeee flacaaaa enfundaaaaaaa!!!! recatateee que tenés un sapo en la barriga" y yo ahí me acuerdo de jorge y me río un poco porque si él fuma yo fumo, pero igual lo defiendo a muerte. O sea, no es que lo defiendo porque me caiga bien o  tengamos algo en comuún, no se vayan a pensar. La verdad es que me pone histérica, es insoportable. Pero es jorge, o sea, es parte de mí y le fui tomando cariño. Bueno "cariiiiiño" es una forma de decir, en realidad lo odio, pero como que me cuesta decirle chau adios que te vaya bien. Eso es tomarle cariño no? o  algo así. Bueno igual esa no es la cuestión. La cuestión es que Jorge no vive solo, el tipo es un banana (no, en realidad no tiene nada que ver el adjetivo, pero me pintó poner que es un banana) y está rodeado de otros miles de bichos raros como él. Yo a veces le digo :: Jorge daaaale, raja a alguno, así no va. Pero no me escucha mucho no? o sea, él me dice:: s´´i sí mañana mismo vuelan todos a la mierda. Y yo le creo, (si no le creo a jorge a quién le voy a creer?) pero por ahí los amiguitossss esos (tono despectivo) desaparecen unos días y paaaaa caen de nuevo (yo sospecho que nunca se van, que jorge los esconde todos abajo de la almohada) entonces empieza toooodo de nuevo, y así eternamente y es el ciclo sin fin que nos une a todos. Lamentable todo esto. Mañana les cuento de otro amigo del que me acordé hablando de jorge (aunque en realidad no se llevan, no tienen relación, pero igual jiji)

viernes, 15 de octubre de 2010

Ostinato

Ningún preludio, obra conciza, material, prevista, predecible. Comienzo. Fin. Siquiera coda alguna. Compleja, armónica, pero llena de nada, y de todo.
Altibajos, miles, cada tanto (matemáticamente calculado) da la impresión de que va a salirse de estructura, que va a gritar logrando la libertad a esa carcel rítmica, pero sigue en el círculo, nunca habiendose salido de tempo.
En sus diferentes tonalidades uno cree distinguir diferencias abismales, pero el ostinato es el mismo siempre, cambian sólo las octavas y el metrónomo determina compaces fijos, sin variación.
Negras, blancas, fusas, semifusas,corcheas, redondas, tresillos, síncopas, silencios, eso somos, y aunque nos creamos grandes compositores, aunque estemos seguros de ser melodías únicas, no somos nosotros quienes portamos la batuta, y cambiando en octavas- quizás con suerte algún arreglo de por medio- formamos parte de una eterna sonata, a la que nuestros silencios no afectan más que en un mínimo y si no hay instrumento que se confunda y termine reemplazando el propio.

domingo, 10 de octubre de 2010

El  silencio y el olvido azotan a las desgarradas almas de una realidad histórica tan fuerte como corpórea.
No hay corazón que no tiemble cuando sus voces se alzan detras de las paredes.
No existe dios que amuralle la memoria, que logre encerrar esa mariposa escurridiza que busca la luz.
Podría, la concepción de la atroz idea, pero sus propias contradicciones y deslices- cada vez siendo más evidentes si transcurriesen los años en la dirección del progreso – la llevarían a la destrucción plena y absoluta
Si  fuere aquel idílico amor divino lo que amparase semejante denigración y destrucción humana, entonces me declaro ignorante de cualquier concepto relacionado con el amor en cualquiera de sus formas.
Por mil hogueras que hagan de libros, no podrán arrancar las páginas ensangrentadas llenas de dolor y de odio que cuentan esa historia tan Argentina
Las obras más bellas han sido siempre aquellas viscerales, melancólicas.  No es una afirmación, pero no flaquea mi opinión. Los fragmentos de un corazón roto componen mil veces lo que uno entero, sano y en forma. Quizás cuando desbordan, las emociones acumuladas comienzan a volcarse en las diversas ramas de la expresión y cuando están contenidas y ajustadas es más difícil arrancarlas de raíz. Quizás sólo es una impresión desesperanzadora y fatal: Que bello mundo aquel en que la felicidad domina, pero qué clase de felicidad se puede tocar sin obras bellas. ¿Nos alimentamos de emociones que a otros ya no les caben? ¿Aspiramos  su desesperación? En una desaforada ola de optimismo pienso que quizás aquello que nos lastima, que desgarra nuesto alma, que nos aprieta el pecho y que empuja hacia fuera, pidiendo a gritos salir es algo bello pero sin forma; herramientas para construír obras maravillosas. Ningun dilema para mentes geniales y atentas que logran darles consición y forma a esos fantasmas, pero a nosotros: el resto, los seres humanos “normales” , por estereotipar, qué consuelo nos ampara?. Decido seguir contradiciendo y dando vueltas y me respondo la retórica: El hecho de poder gozar de aquello que los capaces nos han querido regalar