lunes, 27 de octubre de 2014

VIVE


El país del nomeacuerdo pasó por distintas etapas a lo largo de su historia política, todas ellas atravezadas por el fantasma amenazante del ejército, defensor empedernido de intereses oligárquicos con disfraz nacionalista. Del Yrigoyenismo al golpe, del Peronismo al golpe, (el gobierno de Alfonsin también sufrió impactos desestabilizadores de ese sector reaccionario, aún cuando la sociedad estaba algo reacia a confiar en ellos). El ejército era una herramienta: Los sectores donde el capital estaba (está) concentrado los sujetos.

De la mano de un caudillo de lo peor de la política, llegó al poder un chirolita, un tipo flaco, feo, con un ojo desvíado, nariz puntiaguda  y problemas de pronunciación. El tipo agarró el tablero y empezó a mover las fichas que nadie había pensado en mover (o no habían querido). Arrastró a los descreídos de nuevo a la política y se plantó con los creídos de que podían arrastrar a la Argentina a la miseria política.

Es ya un conocido cliché recordar a los muertos atribuyéndoles vida. Muchas veces, la muerte significa el nacimiento de una nueva figura, de nuevas características y a veces perfiles inusitados (el que muere fue realmente eso en vida? o es a partir de su muerte que empieza a serlo?) .

Nestor Carlos Kirchner? Yo no sé quién es, si se bañaba poco, si alguna vez quiso ser astronauta o si se quedaba con el vuelto de la vieja de pibe. Me cuentan que era un tipo con una familia, fanático de Racing y con una cantidad impresionante de laburo. Andá a saber. Parece que el tipo se murió.

Nestor no se murió y no se va a morir. Eso está claro. Nestor existe a partir del momento en que una bandera se alzó con sus consignas. Nestor existe PORQUE una bandera se alzó con sus consignas.


Yo sigo militando en los barrios, por eso es que Nestor sigue vivo.