Ningún preludio, obra conciza, material, prevista, predecible. Comienzo. Fin. Siquiera coda alguna. Compleja, armónica, pero llena de nada, y de todo.
Altibajos, miles, cada tanto (matemáticamente calculado) da la impresión de que va a salirse de estructura, que va a gritar logrando la libertad a esa carcel rítmica, pero sigue en el círculo, nunca habiendose salido de tempo.
En sus diferentes tonalidades uno cree distinguir diferencias abismales, pero el ostinato es el mismo siempre, cambian sólo las octavas y el metrónomo determina compaces fijos, sin variación.
Negras, blancas, fusas, semifusas,corcheas, redondas, tresillos, síncopas, silencios, eso somos, y aunque nos creamos grandes compositores, aunque estemos seguros de ser melodías únicas, no somos nosotros quienes portamos la batuta, y cambiando en octavas- quizás con suerte algún arreglo de por medio- formamos parte de una eterna sonata, a la que nuestros silencios no afectan más que en un mínimo y si no hay instrumento que se confunda y termine reemplazando el propio.
Sos relativamente interesante Cata (suena muy bajo, pero en realidad no)
ResponderEliminarjajaja
Besos Belleza :)
jajajaj gracias?
ResponderEliminarbeso, te veo mañana en tu fiesta :)